El pueblo de Al-Araqib es un asentamiento beduino en el desierto del Negev que no ha sido reconocido por las autoridades israelíes, que lo han demolido una y otra vez y todavía lo hacen hoy.

Cuenta con el apoyo de activistas de derechos humanos, entre ellos Jessica.

Entre las muchas áreas en las que Jessica está activa, el logro más impresionante es su capacidad de influir en la resiliencia y la inspiración para la lucha y el apoyo emocional que brinda a los residentes de Al - Araqib.

A través de las iniciativas de actividades de protesta, el apoyo activo en la ejecución de proyectos artísticos en los que participan los residentes del pueblo a través del mundo de la pintura, en su constante preocupación por la tragedia del pueblo como tema central en sus obras y su publicación en las diversas plataformas y en brindar una respuesta emocional a las dificultades del pueblo al tiempo que expresa solidaridad y respeto humano hacia ellos al acogerlos en su casa y en sus visitas al pueblo.

La actividad de Jessica junto con Einat Weizman y otros activistas es una fuente directa de fuerza para el pueblo en sus momentos más difíciles frente a la rapacidad y la violencia brutal de las fuerzas de seguridad del Estado hacia ellos.